La crisis existente en el Partido Popular tiene muchas lecturas y creo que pocos saben cómo terminará, aunque sí parece haber un cierto consenso en que Mariano Rajoy no volverá a presentarse como candidato a Presidente del Gobierno por este Partido.
De entre todos los análisis de la crisis, destaca la planteada por la izquierda mediática. Desde este sector se apoya, a las claras, por la derecha civilizada y europea defendida por el fallecido Polanco que en los últimos años ha representado Gallardón y a la que, en los últimos meses, parece haberse apuntado Rajoy. En el otro lado, el otro Partido Popular y su famosa «caverna» representada por los herederos de la Inquisición, ultranacionalistas, franquistas, neoliberales, militaristas, homófobos, defensores del capitalismo y, por supuesto, machistas redomados. En este sector estaría Esperanza Aguirre, Vidal-Quadras, Aznar, la Cope, María San Gil, Mayor Oreja, etc.
Pero, como recoge el editorial de El Imparcial de hoy, mediante tan simpáticos y agradables adjetivos lo que se consigue es obviar el verdadero debate que no es otro que la defensa de la unidad nacional recogida en la Constitución Española o la creación de un nuevo Estado confederal sin acudir al procedimiento de reforma constitucional. Además, este mismo debate existe en la izquierda aunque está soterrado porque existe un liderazgo no discutido como resultado de las dos victorias electorales de ZP. Sin embargo ya se ha producido la escisión de UPyD y la crítica abierta de antiguos dirigentes socialistas como Joaquín Leguina. La lucha que se vive en el PP se reproducirá en el PSOE en cuanto empiecen a menguar los resultados electorales.
Porque, ¿cómo explicar que donde antes existía solidaridad ahora existen «balanzas fiscales», que dónde antes existían clases sociales ahora existen identidades nacionales? No parece fácil. Y todo esto en apenas cuatro años.
Escrito por Ciudadano 
Ciudadano 